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Cuadro María Santuario de Esperanza

Mensaje de María Santuario de Esperanza

Mis muy amados hijos, estoy con ustedes fortaleciéndoles, gracias a la infinita Misericordia de Dios para acompañarles en el día a día.

Con gran dolor veo el sufrimiento de mis hijos, porque la guerra a su paso trae muerte y destrucción.

No han hecho caso a mis exhortaciones maternales, desde mi aparición en Fátima hasta estos tiempos. Todo lo que está aconteciendo y lo que ha de venir pudo ser evitado, pero aún sus corazones permanecen endurecidos y cada vez más se alejan de los mandamientos de Dios.

Mis pequeños, deben convertirse, enmendarse, buscar a Dios de todo corazón, hagan ayuno y penitencia, oren con el corazón, hay que hacer reparación y desagravio al Sagrado Corazón de mi Divino Hijo.

No permanezcan indiferentes ante la necesidad de aquellos que sufren, les suplico mis pequeños, no sean indiferentes ante la necesidad de sus hermanos, hoy en muchos lugares del mundo hay sufrimiento y dolor.

Oren junto a mí, oremos y supliquemos para que mi buen Jesús Rey de la Paz, ilumine las conciencias y convierta los corazones.

Oremos para minimizar el impacto de los dolorosos acontecimientos venideros, que tendrán lugar en el mundo. Hijitos, reflexionen, miren que todo lo que acontece y ha de venir es la consecuencia del pecado, porque la humanidad ha endurecido el corazón y pretende vivir de espaldas a Dios y a sus enseñanzas. Sepan mis pequeños que el pecado trae muerte y oscuridad.

Satanás quiere engañarles y constantemente les ataca para apagar en ustedes todo impulso de oración, el maligno enemigo está jugando al desgaste, para desmoralizar a mis hijos y robarles la esperanza.

Abran los ojos mis pequeños, no se dejen confundir por las mentiras del maligno enemigo.

Yo soy María Santuario de Esperanza, Madre de Dios y de todos los hombres, vengan y refúgiense en mi Inmaculado Corazón, no teman, ustedes son mi ejército, tomen el Santo Rosario y doblen sus rodillas, oremos y trabajemos por el Triunfo definitivo de Mi Inmaculado Corazón.

Oren, oren, oren, no se cansen de orar mis pequeños.

Que mi bendición maternal alcance a todas las naciones en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.