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Cuadro María Santuario de Esperanza

Mensaje de María Santuario de Esperanza

Hijitos de mi Inmaculado Corazón, luchen y perseveren con la mirada puesta en mi Divino Hijo Jesús, para que puedan ser fortalecidos en los tiempos tan difíciles que se viven en el mundo, el pecado va socavando el corazón del hombre, haciéndolo frío y cerrado a la vida de gracia.

Es preciso mis pequeños, que vuelvan a Dios con un corazón contrito y que le busquen en todo tiempo, para que Dios habite en ustedes y ustedes en Él, para que puedan vivir a plenitud la grande y hermosa dignidad de ser sus hijos. 

Destierren de sus corazones el odio, la soberbia y todo aquello que desagrada a Dios, miren cómo las almas seducidas por satanás vagan vacías y se hacen propagadoras de los engaños y abominaciones del enemigo.

Las familias están siendo atacadas, al igual que la vida desde el vientre materno, por doquier se esparce el veneno de la cultura de la muerte, las ideologías del mal promueven el vivir de espaldas a Dios y a sus mandamientos.

Hijos míos reaccionen, abran los ojos del alma, caigan en cuenta de lo que acontece a su alrededor y de todo lo que desencadena el pecado, conviértanse, caminen por la senda de la conversión hoy, no dejen el camino de la conversión para mañana, muchas almas se pierden porque viven postergando la enmienda de sus vidas para el mañana y así pasan el tiempo y nunca se convierten.

No permanezcan indiferentes e indolentes ante el sufrimiento que viven las naciones que están siendo oprimidas por el mal, oren, oren mucho, oren con el corazón e intercedan por los más necesitados.

La Cruz, la Eucaristía, el Rosario, la oración y el ayuno son las armas eficaces para que puedan derrotar al mal y expulsarlo de las familias y de las naciones.

En la Cruz, la Eucaristía, el Rosario, la oración y el ayuno encontrarán la fortaleza necesaria para no desfallecer y permanecer fieles a Dios.

Los amo mis pequeñitos.

Les bendigo con mi bendición maternal, amorosa y protectora en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.