Los saluda el Arcángel San Miguel, Príncipe de la Milicia Celestial. 

En los días de gran tribulación y oscuridad, deben robustecer la esperanza, arraiguen sus corazones a la fe recibida y no teman, resistan a las insidias del maligno, abandonandose plenamente en Dios.

Los tiempos de gran confusión recrudecerán, satanás esparcirá el veneno de la mentira y de la impiedad, muchas almas se dejarán seducir por la ola de los errores, solo los que mantengan la lámpara de la fe encendida podrán resistir y hacer frente a las maniobras del diablo.

Pueblo de Dios, levántate y resplandece, que tu esperanza no tambalee, espera en el Señor y coloca toda tu confianza en Él, porque serán dichosos todos los que esperan en el Señor, los que confían en su Palabra jamás serán defraudados.

No se inquieten, porque inquietarse no sirve de nada, vean todos los acontecimientos venideros desde los ojos de la fe, y no den lugar al temor, porque los que descansan en Dios no perecerán.

El Señor fortalece a su pueblo, la victoria es del Señor, que no se equivoquen los adversarios de la Cruz, Jesús ha vencido y reinará por siempre.

Aquellos que hablan en contra de la Santa Doctrina: arrepiéntase; aquellos que esparcen el veneno del relativismo y la cultura de la muerte: vuelvan a Dios y enmienden sus errores, porque de lo contrario el peso del brazo justiciero de Dios caerá sobre ustedes.

Pueblo de Dios, ánimo, alístate para la batalla, empuña el Santo Rosario con el corazón y ondea con valentía la Bandera de la Esperanza. 

Que Dios bendiga a su pueblo, que la Trinidad Santa esté siempre con ustedes, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.