Estoy dándome a ustedes como una fuente de gracias. Mi Sacramento se ha instituido para acompañar a mi esposa la Iglesia, en todas sus batallas, para que no se sienta sola ni mucho menos angustiada en medio de las adversidades y para que sepa que la Cruz que ha sido signo de sufrimiento, hoy es victoria con la cual la he coronado. 

Los invito a que con alegría caminen llevando la cruz, caminen con alegría en la santa perseverancia, en eso consiste el camino, que se sientan amados por Dios y que ese amor pueda moldear sus vidas como un alfarero moldea el barro, Yo quiero moldear sus vidas.

Cuando se sientan solos y afligidos y sientan que sus fuerzas se van, vuelvan a los pies de la Cruz, a Mí nada me hizo rechazar el sacrificio. 

Sus penas y sacrificios son su cruz y ciertamente sienten que están siendo latigados con más fuerza, pero estén conscientes que a pesar que el fuego venidero será grande, sus luchas serán recompensadas en el Cielo.

Recuerden que soy el Buen Pastor, que dejando las noventa y nueve sale en búsqueda de la oveja perdida y la trae de regreso al redil. Los amo profundamente, pero ustedes no dejan que los ame, Yo deseo bendecirlos, déjense bendecir. Alegren sus corazones y alegren sus vidas.

El Padre Eterno está siempre pendiente de sus hijos, eso es motivo grande para sentirse dichosos y alegres, de tener un Padre que les ama, les cuida y les atiende. No pierdan de vista la Cruz, pónganla en medio de sus vidas y fijen su mirada en Mí. 

Cuando vayan a mi presencia, cuando hacen la reverencia, cuando tengan un detalle de amor y respeto por mi ilustre presencia, eso conquista mi Corazón, no vayan al Santísimo Sacramento con irreverencia, háganlo con amor y que el amor mueva todo. 

Les bendigo en el nombre del Padre, del Hijo que soy y del Espíritu Santo. Amén.