Los saludo pequeños hijos, soy Jesús de Nazaret, amigo de todos ustedes. Me dirijo en este día para bendecirlos y para colmarlos de mi infinita misericordia, la cual supera mi justicia.  

Queridos  hijos, el mundo camina desorientado, ahogado en distintas ideologías, quedando vacío y desolado. Pretenden vivir sin Mí y no se dan cuenta que todo lo dispongo Yo para el bien de todos. Yo soy el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin, aquel que conoce los anhelos más profundos de sus corazones, el que se conmueve por sus miserias y las hace sobreabundar en gracia, dándoles la libertad oportuna y la sanación a sus almas. 

Vienen tiempos difíciles, los invito que se mantengan en vela como las vírgenes con sus lámparas encendidas, para cuando llegue el esposo les halle despiertos. Pero de cierto les digo, no tengan miedo, ¿acaso creen que los voy a dejar solos?. Recuerden que Yo soy el Pan de Vida Eterna, que sacia su hambre, jamás los dejaré, pues bien he dicho: Yo estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos. Les bendigo hijos míos, en el nombre del Padre, del Hijo que soy y del Espíritu Santo. Amén.