Mi muy amada Fraternidad Misionera, ejército del Corazón Inmaculado de mi Madre Santísima y de mi Sagrado Corazón, los llamo y los congrego, escuchen los latidos amorosos de este Corazón que tanto los ama, vengan a aliviar y acompañar mi Corazón. 

Miren que olas abominables de errores inundan al mundo, se pretende vivir de espalda a los mandamientos. Hoy en muchos Sagrarios me hallo solo y abandonado, mi Corazón es lacerado y traspasado.

Vengo a ustedes buscando consuelo, pido de ustedes el bálsamo del desagravio y la reparación, esfuércense por vivir la dignidad tan grande de ser hijos del Padre y así correspondan en todo a su amor. 

Pidan en todo momento perdón por sus pecados y por los pecados del mundo entero, vivan cada día el llamado a la conversión. En la medida que se acerquen a mi Corazón, las llamas de amor que brotan de Él los transformará. 

Necesito que abandonen todo aquello que les impide corresponder a mi voluntad, no se resistan a mi amor, no me limiten colocando su voluntad por encima de la mía, quiero hacer de ustedes testimonios vivos de mi amor y misericordia. Sean un aposento vivo de consuelo, donde mi Padre, el Espíritu Santo y Yo, podamos hallar un deleite amoroso de almas que puedan aplacar la justicia e impetrar misericordia. 

No desmayen en la misión que les encomiendo, perseveren arraigados a mi Sagrado Corazón, miren que los he constituido en fortaleza inamovible, en aposento de desagravio y reparación, para que puedan ser testigos de mi amor, misioneros incansables, portadores de la esperanza. 

Quiero que sepas mi muy amada fraternidad que hay que trabajar incansablemente por la conversión de muchas almas. 

Los amo con amor eterno.

Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo que soy y del Espíritu Santo. Amén.