Queridos hijos, la Fraternidad Misionera es un ejército de almas reparadoras que continuamente ofrecerán desagravios al Sagrado Corazón de mi Hijo y a mi Inmaculado Corazón y que desde la vivencia profunda de la Espiritualidad del amor y la misericordia de Dios trabajarán por la extensión de su Reino acá en la tierra. 

¡Oh mis pequeños hijos de la fraternidad!, oren siempre por el Santo Padre y por la santificación de los Sacerdotes, hoy más que nunca urge que acompañen a los ministros del Señor con sus oraciones, para que vivan con fidelidad la vocación recibida y puedan ser siempre pastores según el Corazón de Dios.

Mi muy amada Fraternidad Misionera, oren y trabajen por la conversión y la salvación de todas las almas viviendo profundamente el Evangelio, siendo vivos testimonios del amor y la misericordia de Dios.

No se desanimen ante las dificultades y contrariedades de la vida, mantengan firme la esperanza que solo Dios les puede dar, contemplen cuán grande es el amor y la misericordia de Dios por todos sus hijos, nunca les abandona, siempre está a la escucha.

Caminen y pidan al Espíritu Santo el Don de la perseverancia para que puedan corresponder generosamente al llamado que han recibido. Sean santos mis pequeños, luchen por alcanzar la santidad, la perfección plena de la vida cristiana, anhelen siempre los bienes del Cielo.

Los amo mis pequeños. Les doy mi bendición maternal, amorosa y protectora en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.