Valerosos hijos de Dios, con mucha fe y esperanza empuñen la Santa Cruz de las Gracias y canten jubilosos la gran victoria del Señor.

Enciendan en cada parte del mundo la luz de la Llama del Sagrado Corazón de Jesús, que es eternamente joven, tal como se los comuniqué hace ya algún tiempo.

Sepan que la gran batalla ha iniciado y deben alistarse con valentía, deben permanecer firmes en la fe para no sucumbir ante los engaños del maligno, porque en estos tiempos más que en otros, las huestes infernales se levantan con más fuerza para herir al pueblo santo de Dios.

Fortalezcan la oración y enciendan esta llama victoriosa que brota del Sagrado Corazón de Jesús, enciéndanla en los hogares, en los templos, en los institutos religiosos y que esta luz acompañe la oración que elevan continuamente al Altísimo.

Ya bien conocen la razón de esta llama y la importancia de darla a conocer, recuerden que comuniqué claramente el por qué de esta luz victoriosa, con este auxilio divino combatirán las flechas incendiarias del maligno y los dolorosos acontecimientos venideros.

No echen en saco roto los auxilios que el Cielo envía, valoren y sean agradecidos por este hermoso don que se les ha dado.

Los invito a suplicar esta hermosa y gloriosa luz, recuerden que para que esta gracia sea concedida en las velas y en sus corazones, deben recitar el mensaje y la oración, nunca deben separarlas (ir al mensaje del 25 de abril de 2013).

Tengan mucho ánimo, confíen en el Señor, esperen en sus promesas.

Siempre acompañándoles y asistiéndoles en la batalla, San Miguel Arcángel, servidor de la Santísima Trinidad y de la Santísima Virgen María.