Amado rebaño, mi Corazón arde de amor y misericordia, deseo tanto que las almas se dejen conquistar por Mí y no pongan resistencia. Estoy tocando a las puertas de los corazones esperando que me dejen morar, quiero nacer y reinar en cada uno de los que el Padre me ha confiado.

Contemplen mi Sagrado Corazón que ama y perdona, que no juzga según los juicios humanos, que no se fija en las apariencias.

Sepan que escudriño lo más profundo de sus corazones, les conozco a detalle, sé cuales son sus anhelos y sueños, los amo tal cual son y con mi amor y misericordia transformo todo aquello que les hiere y les roba la paz.

Solo déjense guiar por este Corazón que tanto les ama, sus almas serán encendidas y su amor por Mí cada vez más será cristalino, a punto que solo buscarán agradarme en todo y así en cada momento podrán corresponderme en fidelidad.

¡Oh mis amados! los llamo, escuchen mi voz y los latidos de mi Corazón, deseo tanto que conozcan la verdadera felicidad, deseo ardientemente que atiendan mi llamado a la santidad, cuánto deseo que todos vengan y habiten en la casa de mi Padre.

Solo permítame morar en sus vidas, dejen que la luz que brota de mi Corazón herido de amor, disipe todos sus temores y las tinieblas del pecado.

Abandónense confiadamente en mis brazos misericordiosos, háblenme con el corazón, soy el amigo fiel que nunca falla, todos y cada uno de ustedes son estimables ante mis ojos y me conmuevo por ustedes desde lo mas profundo.

Vengan a Mí con gran confianza, arrepiéntanse y conviértanse, busquen en todo momento mi rostro, vuelvan a Mí de todo corazón.

Los amo y les bendigo en el nombre del Padre, del Hijo que soy y del Espíritu Santo. Amén.