Que la paz esté con ustedes. 

Mi muy amado rebaño, con mi sacrificio en la Cruz del calvario les abrí las compuertas de mi Corazón y nunca se cerrarán, los espero continuamente porque quiero que habiten dentro de mi Corazón que tanto les ama. La muerte ya no tiene parte en ustedes, porque Yo he vencido a la muerte y con mi resurrección les he dado vida y vida en abundancia.

Tengan siempre en cuenta que para llegar con seguridad y confianza a mi dulce Corazón, deben tener como Madre y Maestra a la hermosa Reina Inmaculada María, tomados entre sus manos maternales podrán aprender y ser conducidos a mi morada.

Sepan que los amo, los amo y los amo, no pongan resistencia a mi amor, el que se deja amar por Mí, confía como niño en brazos de su padre, todo lo espera de Mí y su paz y alegría descansan en Mí. ¿Por qué se inquietan ante las vicisitudes y contrariedades de la vida?, si con amor eterno les acompaño, ¿por qué temen?, podrán moverse las montañas, podrán tambalearse los árboles, el mar se podrá levantar con impetuosas olas, pero mi amor por ustedes jamás cambiará, porque mi amor es eterno. 

Bien saben que cuido de cada una de las ovejas que el Padre de todos me ha confiado, así pues rebaño mío, no te inquietes, espera en Mí. Yo me he dado voluntariamente para salvar al género humano, para hacer nueva todas las cosas, para levantarlos del pantano de la muerte, les he traído de vuelta a la casa del Padre y los he elevado a la dignidad de ser hijos. 

Vean las heridas de mis manos y mis pies, aún permanecen abiertas y gloriosas, para que tengan siempre presente que no hay amor más grande que el que da la vida por los hermanos. Miren, extiendo mis brazos para recibirlos porque no deseo la muerte del pecador, contemplen mi Corazón Eternamente Joven porque soy el mismo ayer, hoy y siempre. 

Reciban las gracias que quiero conceder a las almas que me imploran por los méritos de mi Eterna Juventud, reciban este caudal de gracias que es fruto de mi amor y misericordia, deseo que me invoquen por los méritos de mi Eterna Juventud y que mi Sagrada Imagen sea entronizada en los hogares y en los institutos de vida consagrada, porque muchos prodigios he de obrar para aquellos que se acerquen a Mí con rectitud de corazón.

Confíen y reciban los beneficios de mi bondad, pidan la virtud de la fe, aún mi pueblo sigue siendo de corazón duro y de poca fe, no confían en Mí con el corazón, confían más en sus propias fuerzas que en Mí, que lo puedo todo, la soberbia conduce a la muerte eterna. 

Amados de mi Corazón recuerden que un corazón contrito y humillado jamás lo desprecio, no desperdicien las gracias que estoy concediéndoles por los méritos de mi Eterna Juventud, felices los que creen sin haber visto, su alegría será grande porque muchas cosas hermosas mi Padre tiene reservada para todos los que confían.

Los amo con amor eterno y les bendigo en el nombre del Padre, del Hijo que soy y del Espíritu Santo. Amén.