Amadísimos hijos, he aquí mi Inmaculado Corazón, refugio seguro y escuela perfecta de santidad, he aquí el jardín florido de gracias benditas, vengan con gran humildad y vivan continuamente asistidos y consolados por mi Corazón Materno.

Deseo ardientemente conducirles a mi Divino Hijo, déjense guiar, conviértanse y abandonen todo aquello que les aparta de Dios y les roba la verdadera felicidad.

Hijitos, la razón por la que estoy entre ustedes de forma muy especial como María Santuario de Esperanza, es porque Dios les ama mucho y me envía para acompañarlos cada día por la senda que conduce a su Sagrado Corazón.

Déjense amar continuamente por Dios y correspondan con generosidad a su amor. No desmayen ante las dificultades y contrariedades de la vida, siempre estoy con ustedes acompañándolos y fortaleciéndolos en todo momento para que puedan perseverar en la fe.

Mis pequeños, hoy mi Inmaculado Corazón triunfa en ustedes y en cada hijo que recurre a Mí con absoluta confianza. 

Hablen a los que aún permanecen alejados, sean ustedes mis portavoces, den vivo testimonio del gran amor de Dios, comuniquen a la humanidad sobre el llamado urgente a la conversión.

Que la paz y el amor de Dios siempre esté con ustedes.

Reciban mi bendición maternal, amorosa y protectora, el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.