Amados de mi corazón, sean testimonios vivos de paz, destierren de sus corazones todo sentimiento egoísta, luchen incansablemente por el Reinado de mi Sagrado Corazón Eucarístico, que en todo momento ustedes puedan llevar mis palabras con humildad y sencillez, es tiempo.

Continúen echando las redes y sean así pescadores de hombres, que muchos escuchen mi voz y me sigan. Vivan cada día en profundo agradecimiento al Padre por mi pasión, muerte y resurrección, profundicen en todo lo que he realizado por ustedes para atraerlos nuevamente a la casa de mi Padre.

Estoy con mis brazos abiertos y con mi Corazón encendido de amor, esperándolos en el Santísimo Sacramento, aquí me he quedado, movido por un gran exceso de amor por la humanidad, vengan y contémplenme: ¡estoy vivo en la Sagrada Hostia!, deléitense en este misterio de amor infinito, vengan y descansen en Mí.

Desahoguen sus corazones, vengan y tomen del agua de vida eterna que les quiero dar, sepan que si quieren ser mis discípulos deben venir a mis pies y escuchar atentamente mis enseñanzas, no pueden dar lo que no tienen, para que puedan ser sembradores de paz, primero cultiven la paz interior que solo Yo puedo darles, y así podrán llevar y sembrar la paz verdadera, no la paz que pregona el mundo, llevarán la paz que proviene de Mí y que solo Yo puedo dar.

A los pies de mi Tabernáculo podrán experimentar mi amor que se renueva cada día y podrán así vivir según mi Corazón, dichosos los que escuchan y acogen mis palabras, estos darán abundantes frutos y serán mis siervos.

No se cansen de luchar por la salvación de las almas, continúen echando las redes, continúen llevando la buena nueva a todos aquellos que aún permanecen endurecidos, hay gran alegría en el Cielo cuando un pecador me abre las puertas de su corazón y se convierte.

Les bendigo desde mi Corazón palpitante de amor y misericordia en el nombre del Padre, del Hijo que soy y del Espíritu Santo. Amén.