Paz a ustedes que escuchan mi voz, los saludo desde mi Corazón Eucarístico. Pequeños hijos que viven este tiempo de gracia y bendición, donde mi misericordia es la principal protagonista, deben fomentar entre ustedes el espíritu de sacrificio, el total desprendimiento a las cosas del mundo. 

Es necesario que se retome el ayuno acompañado de la oración confiada, estas son grandes armas en contra del enemigo del alma. Deben estar despiertos y atentos a mis inspiraciones e interiorizarlas en lo más profundo de sus corazones, para que así puedan exteriorizar el Evangelio hecho vida.  Así que anímense los unos a los otros porque su recompensa está en el Reino de los Cielos.

Los he llamado para que sean luz en medio de tanta oscuridad, para que sean paz en medio de la guerra, perdón en medio del odio, los he llamado para que todos juntos conformen la civilización del amor. 

Por eso deben estar atentos a las palabras de mis pastores que dirigen desde mi Corazón a mi Iglesia Universal. 

Renueven a diario sus promesas bautismales, tengan muy presente que por el bautismo han sido constituidos sacerdotes, profetas y reyes. 

Recen el Santo Rosario al Inmaculado Corazón de mi Madre amabilísima, esto me es agradable. Ella como buena Madre, alcanza las gracias más necesarias para sus hijos. Deben dedicar un espacio de su vida ordinaria para la oración, para el encuentro con nosotros, la Trinidad Eterna. 

Deben ser dóciles a la inspiración del Divino Espíritu, los espero en el Sagrario y en el más necesitado. Les bendigo en el nombre del Padre, del Hijo que soy y del Espíritu Santo. Amén. Los amo!.