Mensaje de María Santuario de Esperanza
- 21 de Mayo de 2012
Queridos y muy amados hijos, los amo, mis pequeñitos, los amo mucho. En este tiempo hijitos, los invito a preparar el corazón para recibir a mi Hijo, pues su venida está pronta, preparen sus corazones y sean verdaderamente vigilantes en la oración.
Hijitos cuánto le agrada a Dios, cuando como iglesia vigilan en la oración. Por eso hijitos los invito a que realicen vigilia de oración, para que sean intercesores ante Dios por toda la humanidad. Hijitos es tiempo que se conviertan, aléjense del pecado y caminen en gracia.
Dios quiere la conversión de todos sus hijos, hay una gran fiesta en el Cielo por cada pecador que se convierte, esto es una realidad hijitos, una realidad palpable. Les presento mi Corazón, contémplenlo, es un Corazón Maternal que ama a toda la humanidad. Hijitos mi misión es llevarlos a Jesús, por eso en cada aparición mi llamado es a que vuelvan a Dios de todo corazón y no me canso de llamarlos, hijitos, de llamarlos a la verdadera conversión.
Hijitos por un momento reflexionen sobre el rumbo que está tomando la humanidad, miren cómo el pecado está cegando los corazones de los hombres, miren cómo se pierden tantas almas porque viven sumergidas en el relativismo, miren cómo las ansias de poder acaban con las vidas, miren cómo se vive cada vez más alejados de Dios.
Y a la luz de la fe hijos míos, vean cómo la humanidad necesita de almas entregadas al Señor, que sean fieles testigos del amor de Dios, Evangelio vivo que den testimonio y sean luz para los que caminan en tinieblas.
Lleven la luz de Jesús a este mundo herido por el pecado, hablen del amor y la misericordia de Dios. Hijitos sean misioneros de esperanza, no están solos, miren que yo vengo como misionera y evangelizadora de todos los pueblos para acompañarlos en la nueva evangelización.
Vengan hijitos, vengan y aprendan de Jesús que es manso y humilde de Corazón. Renueven cada día la fe en sus corazones, encarnen el Evangelio en sus corazones, sean evangelizadores de la Buena Nueva de Salvación, recen con fe y cada día el Santo Rosario.
Hijitos pequeñitos, no decaigan en la oración, no bajen la guardia, miren que el enemigo anda como león rugiente buscando a quién devorar, resístanle firmes en la fe y no tengan miedo, pues todo el que se acoge a mi maternal cuidado contará con mi protección y auxilio.
Que el Espíritu Santo habite siempre en sus corazones y que les conceda sus dones y carismas.
Les bendigo con mi bendición maternal, amorosa y protectora, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.