Bendito y alabado sea Dios.

Hijitos muy amados, los acompaño en todo momento y les asisto con mi maternal bendición. Hijitos ofrezcan a Dios sus oraciones y sacrificios por la paz del mundo y por la conversión de todos los pecadores, es importante mis muy amados que oren los unos por los otros, pues la oración llega al Corazón de Dios, Él los escucha y los atiende.

¡Oh cuántas bendiciones son alcanzadas!, cuando la oración está acompañada por el ayuno. El ayuno, hijitos, hace estremecer al Cielo. Cuando un alma ayuna y ora obtiene muchas bendiciones, el ayuno y la oración, hijitos, evita grandes catástrofes naturales, erradica las pestes y lleva al Cielo a muchas almas que se encuentran en el purgatorio.

Hijos amados, cuando oran y ayunan, sus vidas entran en comunión con Dios, tanto, que el demonio huye porque no puede soportar la Presencia Divina en sus almas. Cuando ayunen hijitos, pidan al Espíritu Santo que los guíe y haga de sus sacrificios una ofrenda agradable a Dios, pidan al Espíritu Santo que los acompañe y les dé la perseverancia para vivir en ayuno y oración profunda. Recuerden que cuando un alma ora, ayuna y ofrece sacrificios, alcanza abundantes gracias y bendiciones hijitos.

Así pequeños, los invito a perseverar en la oración, frecuentando los Sacramentos y rezando el Santo Rosario con fe, por la paz y la unión de las familias. Nuevamente los invito a fortalecer sus rodillas vacilantes y no tengan miedo, los acompaño en todo momento.

Les bendigo con mi bendición maternal, amorosa y protectora, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.