Mensaje de María Santuario de Esperanza
- 12 de Marzo de 2020
Queridos y amados hijos, estoy con cada uno de ustedes asistiéndoles en todas sus necesidades. No teman, si cuentan con mi amor maternal, ¿por qué temen?.
He aquí que vengo a dispensar mi bendición y a conceder la salud a todos mis hijos que recurren a mí con fe y absoluta confianza, vengan todos, refúgiense en mí Inmaculado Corazón que es jardín florido de gracias benditas.
En los tiempos de tribulación robustezcan su fe, que su esperanza no desmaye, únanse a mi Corazón por medio de la contemplación de los misterios del Santo Rosario y recen con el corazón. Hijitos, quien permanece en absoluta confianza bajo mi custodia y patrocinio jamás perecerá, vengo como bálsamo saludable para sanar el alma y el cuerpo, para aliviar los sufrimientos de mis hijos.
Hijitos, en este tiempo especial de cuaresma hagan profundo examen de conciencia; recurran al Sacramento de la Reconciliación y enmienden sus vidas; busquen a Dios de todo corazón a tiempo y a destiempo; prepárense dignamente para contemplar la pasión, muerte y resurrección de mi Divino Hijo; ofrezcan al Señor todos sus sufrimientos, cansancios y alegrías; tomen con mucha esperanza la cruz de cada día y no vacilen en la fe recibida.
Es preciso que la humanidad se enmiende y abandone la vida de pecado y que vuelvan a Dios con un corazón contrito y humillado, recuerden mis pequeños, que Dios Padre tiene abiertos sus brazos de par en par a la espera de todos sus hijos.
Hijos, les suplico reaccionen y vuelvan a los brazos amorosos del Padre. No se confundan en los tiempos de tribulaciones, no se desanimen ni pierdan la esperanza, recuerden a los hermanos que les han precedido en la fe y vean cómo se aferraron con profunda confianza a la Voluntad de Dios y allí recibieron las fuerzas para no desmayar y así perseverar.
Que su oración sea contante pequeños, si no oran con el corazón entonces las dificultades los derribarán, oren, oren, oren, no permitan que el enemigo del alma les robe la esperanza.
Yo también mis niños, durante mi paso entre ustedes cargué con las dificultades del día a día y ciertamente unos días fueron más difíciles que otros, pero mi confianza y esperanza descansan única y exclusivamente en la Voluntad de Dios, viví despojada de mi voluntad humana, abracé e hice mía la Voluntad de Dios: Yo amo Amado Padre lo que Tú amas, he aquí tu humilde sierva.
Siempre permanecí unida en oración al Padre Celestial y guardé fielmente sus mandamientos, así fue, mis pequeños, que pude superar las dificultades de cada día, por eso les invito. De nada sirve el amor propio, el apego a la propia voluntad humana, pues lo que da como resultado es pena, aflicción y perdición.
Pero dichosos aquellos hijos que descansan en Dios y se alegran en vivir cada día alimentados y sostenidos en la Voluntad del Padre, porque recuerden mis pequeños, que la Voluntad de Dios siempre es buena y perfecta.
Levanten un pequeño lugar destinado a la oración en familia y juntos recen el Santo Rosario, es tiempo que se retome la unidad familiar, recuerden mi promesa: familia que reza unida el Santo Rosario, siempre permanecerá unida.
Mis muy amados los amo, oren, oren con el corazón, reciban mi bendición maternal, amorosa y protectora en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.