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Cuadro María Santuario de Esperanza

Mensaje de María Santuario de Esperanza

Queridos y muy amados hijos les bendigo, mi Corazón Inmaculado está con ustedes.

Hijos, estos son los últimos tiempos, renueven sus corazones a la luz de la fe, robustezcan sus rodillas vacilantes, no duden del amor y de la misericordia de Dios.

La Santísima Trinidad me envía a ustedes cómo María Santuario de Esperanza, este poderoso estandarte de victoria es terror y espanto para los enemigos de la Iglesia, porque esta advocación evoca el Triunfo de Dios, el Señor me ha constituido Santuario porque hizo de su Sierva un templo purísimo donde colocó todas sus complacencias para albergar al Inmenso, haciendo de mi vientre un jardín fecundo de gracias benditas, una ciudad mística donde habitar.

Por su gran misericordia, Dios Padre envió a su Hijo y por obra y gracia del Espíritu Santo tomó carne en mi vientre virginal, la Esperanza misma tomó carne constituyendo también a esta humilde Sierva como Madre y Esperanza para todas las almas.

Hijos, Dios me envía con mi buen Jesús y Señor en los brazos porque soy Madre, Madre de Dios y Madre de todos ustedes, vengo a prepararlos para la batalla, mi Corazón Inmaculado triunfará sobre el mal y sobre las abominaciones que se pretenden cernir sobre el mundo.

Pido de ustedes mis pequeños, mi ejército fiel que tomen la Bandera de la Esperanza que evoca el Triunfo de mi Inmaculado Corazón y la coloquen en los lugares destinados a la oración y al encuentro con Dios, al igual difundan la Imagen de mi Hijo Jesús Eternamente Joven y mi imagen de la humilde Sierva del Señor bajo el estandarte de María Santuario de Esperanza.

Mis pequeños no tienen la más mínima idea de los caudales copiosos de bendiciones que han de ser concedidas a los hogares e institutos de vida consagrada que veneren con amor y devoción estas Sagradas Imágenes.

Mis muy amados, no basta con solo tener las Sagradas Imágenes de estos gloriosos y victoriosos estandartes, estas deben ser acogidas con amor, valorando los regalos del Cielo y nunca desperdiciarlos y mucho menos caer en el error de restar importancia.

Recuerden pequeños que los días para venerar y exaltar de forma muy especial con amor y profunda confianza a estos gloriosos estandartes son los días veinticinco de cada mes, día que como ya les he dicho, es un día muy especial para orar por las vocaciones sacerdotales, religiosas y de servicio, que ese día también sea un día de reparación y desagravio al Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús Eternamente Joven y a mi Inmaculado Corazón.

Perseveren hijos míos y recuerden que el mayor milagro que han de recibir es el milagro de la conversión. Les doy mi bendición maternal, amorosa y protectora en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.