Mensaje de María Santuario de Esperanza
- 07 de Febrero de 2020
Queridos y amados hijos, me dirijo a todos ustedes y les congrego en mi Corazón Inmaculado, que por voluntad de Dios ha sido constituido en escuela de santidad.
Les invito a que sean siervos dóciles a la Voluntad de Dios y a que hagan vida su Palabra, despójense de todo aquello que les impide entregarse con total confianza al Divino Querer, es preciso mis niños, que abran el corazón y vivan constantemente la conversión, porque la conversión es un continuo ejercitarse para así alcanzar la santidad.
Vengan, tomen mi mano y como una tierna Madre les conduciré a mi Divino Hijo Jesús. No teman a las dificultades y contrariedades del día a día, si caminan tomados de mis manos maternales nada deben temer, ya que por estas mismas manos quiero transformarles para que día a día vivan en la vida de gracia y así sean según el Corazón de Dios.
Mis muy amados, en mi Inmaculado Corazón hallarán las fuerzas que necesitan, este mi jardín es un puente directo al Sagrado Corazón de mi Divino Hijo, los latidos de este Corazón continuamente dicen: “hagan lo que Él les diga”. Esta vivencia dentro de mi Corazón Maternal les ayudará a vivir con la coherencia en la que deben vivir los hijos de Dios, allí les enseñaré a orar con el corazón, a tener una espiritualidad sólida y fecunda, para que así puedan cultivar los mismos sentimientos de mi buen Jesús.
Cuando recen, no recen por rezar, por repetir y repetir, recen con el corazón, meditando, haciendo oración y vida lo que rezan, hay hijos que rezan por rezar y eso no tiene sentido, porque entonces alaban con sus labios pero su corazón está lejos del Señor.
Deben esforzarse por ser coherentes, no vivan en el auto engaño, tengan ante todo sencillez y humildad, no hagan las cosas para que el mundo les aplauda, hagan las cosas para agradar en todo al Padre, no sean cristianos superficiales, que con palabras dicen que aman a Dios pero aborrecen al hermano, que en sus corazones no reine el orgullo, la vanidad, ni la soberbia, caminen siempre con corazón contrito buscando siempre lo bueno que viene de Dios.
Hijos pidan la gracia para que puedan hacer frente al pecado, porque un pecado conduce a otro y a otro y al final conduce a la muerte eterna, luchen, luchen, no sean sepulcros blanqueados, que su vidas sea un continuo configurarse con mi Divino Hijo Jesús.
El mundo vive agitado buscando la felicidad pasajera, que pasa y no garantiza nada, muchas almas caminan ciegas viviendo de espaldas a Dios, cuanto deseo que estas almas regresen al redil de mi Divino Hijo y beban de las fuentes de amor y misericordia que brotan de su Corazón, en Jesús está la vida plena, la felicidad verdadera que no pasa, que no cambia.
Así que mucho ánimo mis pequeños, les acompaño en todo momento.
Me conmueve mucho y me hacen sonreír cuando me hablan y elevan sus plegarias invocándome bajo el estandarte de María Santuario de Esperanza, les llevo dentro de mi Inmaculado Corazón.
Les bendigo con mi bendición maternal, amorosa y protectora en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.