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Cuadro Jesús Eternamente Joven

Mensaje de Jesús Eternamente Joven

La Paz esté con ustedes, queridos y amados hijos y hermanos. Les bendigo desde mi Corazón Eucarístico, fuente de misericordia y de bondad para todos ustedes. 

En estos tiempos hago un llamado amoroso a la humanidad, a que se conviertan tiernamente a Mí y sigan mis caminos, pues la verdadera felicidad se alcanza en el renunciar al mundo y abrazar la vida de gracia. Me refiero, queridos hijos, a que deben morir al hombre viejo y renacer en el hombre nuevo, por eso los invito a que vengan a beber del manantial de gracia que brota de lo más profundo de mi Corazón llameante, herido de amor por cada uno de ustedes. 

Los invito a que abracen la Cruz con amor, la Cruz es signo de mi entrega amorosa, en ella se consolidó la alianza nueva y eterna, en ella se estableció el puente de gracia para que todos ustedes puedan a través de su madero, alcanzar al Altísimo Padre que los acompaña y que es capaz de entregarlo todo en amor a ustedes, pequeños.  

Así pues, renuncien a satanás y a sus obras, ustedes han recibido un espíritu de valentía, no deben temer a satanás, pues junto a Mí, ustedes son más que vencedores. Yo soy la luz nueva y eterna que disipa las tinieblas, no permitan que el enemigo del alma susurre a sus oídos palabras vanas, llenas de pecado. 

Ante las tentaciones del maligno, tengan firmeza y resistan desde la fe, cimentada en el Amor Trinitario.  Invoquen las aguas del sagrado bautismo que han recibido, en la cual se hacen hijos míos y miembros de mi Iglesia. Ante las zancadillas del enemigo, los invito que hagan frente con el santo rezo del Ángelus, oración que me es muy agradable, pues en ella está contenida el misterio de mi encarnación y la salvación de la humanidad. 

Les repito, no tengan miedo al demonio, pues él ya está vencido y ustedes son llamados hijos de la luz, por lo tanto, herederos de mis gracias. Yo soy el Buen Pastor que da vida a mis ovejas, vendo sus heridas y los llevo junto a mis hombros, para que reposen junto a Mí, siendo mansos y humildes de corazón, así como lo soy Yo. Les doy mi bendición, en el nombre del Padre, del Hijo que soy y del Espíritu Santo. Amén.